Cinco simples consejos para reducir la factura de la luz

Te proponemos algunos consejos:
- Desconectar los aparatos cuando no se estén usando. El consumo energético de los sistemas en espera (standby) a lo largo del año supera en casi tres veces el consumo de los equipos de refrigeración empleados en verano, según el informe Análisis del consumo energético del sector residencial en España, elaborado por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE). En ese sentido, hay que apagar los aparatos que no se estén utilizando. Una posibilidad para facilitar el desenchufado consiste en conectar todos los equipos (DVD, video, TDT, etc) a “ladrones” con un único botón de apagado.

- La calefacción, a temperatura constante. La calefacción supone uno de los principales gastos energéticos de los hogares españoles, pues significa casi la mitad (47%) del consumo energético de una vivienda. En ese sentido, trucos como mantener la temperatura constante puede aportar un ahorro del 7%. En general, basta con que la temperatura en invierno se sitúe en torno a los 18-20 grados durante el día y entre 15 y 17 grados, por la noche. Cada grado de más supone incrementar el consumo energético un 7%, según Ecologistas en Acción. Cerrar los radiadores si se está fuera de casa más de un día también es una medida conveniente.

- Aislar puertas y ventanas contra las pérdidas de calor. Medidas tan sencillas como cerrar las cortinas y persianas o colocar tiras adhesivas, masilla o silicona en puertas y ventanas permite un aislamiento rudimentario muy fácil de acometer, si no se cuenta con el presupuesto para instalar puertas y ventanas de PVC y doble acristalamiento. Otro truco eficaz para mantener el calor es colocar los radiadores a los pies de las ventanas. De esta forma, se crea una cortina de aire caliente que atenúa la exposición al frío exterior.

- En la cocina se utiliza la electricidad de forma intensiva, por lo que un conjunto de sencillos gestos  pueden aportar un ‘pellizco’ de ahorro si se suman en el conjunto del año. Para empezar, hay que plantearse si necesitamos que algunos de los útiles que empleamos sean eléctricos (abrelatas, cuchillos, etc), o si podemos ‘apañarnos’ con su versión manual. Asimismo, es útil emplear las tapaderas y utilizar la olla exprés para reducir el tiempo de encendido de la cocina. Asimismo, el calor residual puede ser otro truco, empleado inteligentemente, pues los alimentos siguen cocinándose en el horno o la vitrocerámica, después de apagado del fuego. Lo mismo sucede con la plancha. En cuanto al frigorífico, no es necesario tener una potencia demasiado elevada, pues los alimentos se conservan bien entre los 3 y 5º C. Por otro lado, la lavadora gasta menos electricidad cuando lava en frío. Asimismo, hay que recordar que el microondas consume menos energía que una ‘vitro’ al calentar alimentos como un vaso de leche.

-Eficiencia, eficiencia y eficiencia. A la hora de adquirir electrodomésticos, conviene seleccionar los que sean eficientes energéticamente incluso aunque su coste sea ligeramente superior (hay que tener en cuenta que puede compensarse con el gasto de energía a lo largo de toda la vida del aparato). Asimismo, hay que cambiar las viejas bombillas (a ser posible por LED), a sabiendas de que el 4% del consumo se lo lleva la iluminación de la casa. En general, un mantenimiento y limpieza óptimo tanto de bombillas como de electrodomésticos supone un aumento de la eficiencia.

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Fuente: Inversión & Finanzas

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Amparo Ruiz Sena
habita-e

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